Día internacional contra la violencia, bullying y ciberacoso
La violencia en las escuelas, en todas sus formas, constituye una violación de los derechos a la educación, la salud y el bienestar de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo, y puede causarles graves problemas de salud mental irreversibles. Por eso, es fundamental trabajar en la educación y la prevención.
Por ese motivo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha destacado el papel esencial de la educación para erradicar la violencia y la importancia de considerar la perspectiva de los escolares en la elaboración de políticas y prácticas educativas.
Para motivar la reflexión en la comunidad educativa, padres de familia y sociedad en su conjunto, la Unesco aprobó conmemorar cada 7 de noviembre el Día Internacional contra la Violencia, el Bullying y el Ciberacoso. De esta manera, incluso la industria tecnológica puede sumarse a un trabajo conjunto para prevenir todas las formas de violencia.
Este año, la Unesco propone conmemorar el Día Internacional contra la Violencia, el Bullying y el Ciberacoso bajo el lema "Proteger, educar, empoderar: Los y las estudiantes exigen escuelas seguras e inclusivas", para que niños y niñas puedan aprender y desarrollarse plenamente.
Señales de alerta
En esa línea, especialistas como el psicólogo y psicoterapeuta Manuel Saravia Oliver sostienen que es importante que, tanto en las familias como en las escuelas, las personas a cargo del cuidado de los menores manejen información para atender oportunamente a quienes sufren maltrato y humillaciones de parte de sus compañeros.
Saravia refirió que existen señales de alerta que indican un problema que requiere atención. Algunas de ellas son: tristeza acumulada, negativa a asistir al colegio, frustración, enfado o irritabilidad, aislamiento, falta de higiene personal y cambios en los hábitos de sueño y alimentación.
“Los niños y adolescentes son seres sociales que dependen del juicio de los demás. Por eso, cuando se sienten acosados o ridiculizados no son capaces de afrontarlo ni comunicarlo, pudiendo desarrollar en ellos un sentimiento que los lleve a la depresión y a pensamientos suicidas”, alertó Saravia.
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