¿Cómo son las vacaciones en pandemia?
Las vacaciones de enero a marzo son las más esperadas por los niños y adolescentes. Muchos de ellos no solo empleaban este tiempo para salir y pasear con sus amigos, sino también para asistir a talleres de actividades extracurriculares como baile, teatro e incluso practicar nuevos deportes.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia esta situación se transformó y muchas de estas actividades ahora han encontrado su correlación en la virtualidad. En Habla Perú habla, tres adolescentes nos cuentan sus experiencias sobre cómo viven sus vacaciones en pandemia.
Mathias es un adolescente de 12 años que ha sabido sacarle provecho a la virtualidad, pues ha encontrado un espacio de socialización muy parecido a las tardes, antes de la pandemia, cuando solía jugar en las calles con sus amigos.
“Antes de la pandemia no jugaba tanto por internet, llevaba talleres presenciales o jugaba con mis amigos. Pero ahora, jugamos videojuegos online como Fortnite y Minecraft. Estos juegos se asemejan a la realidad, por los escenarios y porque puedes tener tu propia identidad. También puedes hacer amigos en todas partes del mundo, pero yo no agrego a gente que no conozco en persona”, señaló.
Por su parte, Aylin, una adolescente de 15 años contó que lo que más extraña es poder reunirse con sus amigas de manera presencial. Contó que las clases virtuales la han saturado, porque está siempre en un mismo espacio y, muchas veces, tampoco tiene la privacidad para conversar de los temas que le interesa.
“La pandemia ha limitado también las vacaciones útiles a las clases virtuales y eso es muy estresante. Antes solía ir a nadar y ahí podía hacer nuevos amigos, pero eso ya no es posible. Cuando quiero hablar con mis amigas tengo que hacerlo a través de videollamada y coordinamos para hacer juegos virtuales y algunas veces para salir y despejar el encierro”, comentó.
Finalmente, Yussara, una adolescente de 17 años, comentó que los últimos años dedicó sus vacaciones útiles a prepararse para dar su examen de admisión. Sin embargo, al igual que muchos niños y adolescentes, las clases virtuales se convirtieron en un espacio poco productivo.
“Para un adolescente, las clases virtuales son lo peor que hay. Pasé gran parte de mis vacaciones estudiando virtualmente en una academia para dar mi examen de admisión. Sin embargo, no lograba concentrarme porque las clases son a distancia y cuando estaba en mi casa, algún familiar me pedía ayuda y me desconcentraba. Al final opté por estudiar yo misma, con mis propios tiempos y finalmente ingresé”, señaló.