Recordando el legado de Jaime Guardia a través de su hija
El legado que ha dejado el maestro Jaime Guardia, considerado el mejor charanguista y cantautor ayacuchano, es inigualable. En una época en que la música andina era muy discriminada y tocar un huayno era una herejía, el maestro logró abrir una puerta para todos los músicos andinos.
En Encuentros en la radio su hija Maritza Guardia y su alumno Ricardo García Núñez recordaron la trascendencia artística del maestro que logró tener más de 70 años de carrera musical
Maritza Guardia recordó los primeros pininos de su padre en su querido pueblo Pauza, en una presentación del colegio por el Día de la Madre a la edad de 8 años. En tal sentido, su legado tiene una importancia no solo a nivel musical sino social, visibilizando su pueblo a través de su trabajo y convirtiéndose en un icono musical peruano.
“Siempre nos recomendó, no dejarnos torcer por las corrientes comerciales y conservar la cultura musical andina porque para él era reflejo de nuestra identidad cultural”, mencionó Ricardo, quien fue considerado por el maestro, el charanguista indicado para que siga su legado tanto de difusión y de investigación.
En ese afán de proteger la cultura musical, el maestro tenía la idea de formar un instituto del charango para dejar una herencia a las nuevas generaciones, pero lamentablemente nunca se pudo concretar.
Muchos han elogiado su forma de tocar y transmitir a través de sus huayno y yaravíes. Uno de ellos fue el reconocido escritor y amigo cercano José Maria Arguedas que alguna vez escribió: “Jaime nunca dejó de tocar como lo hacía en su pueblo y de investigar la música andina a pesar de la Lima hostil de los años 50 y 60”.