¿Qué tanta es la preferencia de los peruanos por las comidas dulces? ¿Tiene algo que ver con su forma de ser y de tratar a la gente? ¿La dulzura de algunas de sus preparaciones influye en su carácter? Son algunas de las preguntas que se trató de responder en Habla Perú habla y para eso se conversón con dos especialistas en gastronomía peruana.

Para Elizabeth Du Bois, comunicadora, especialista en dulces y autora del libro “Por la ruta de los postres del Perú”, nuestro país no solo es comida, sino también postres. En ese sentido, señaló que ha recorrido por más de 12 años el país y ha podido recoger alrededor de 1000 recetas de postres peruanos.

“He viajado de norte a sur y de este a oeste para rescatar los postres peruanos más antiguos y menos conocidos. En el libro que publiqué, solo mostré 80 recetas, pero encontré más de 1000 postres que tienen una historia muy rica y que son realizados por familias enteras de generación en generación”, precisó.

También indicó que desde su perspectiva hay un postre que, aunque no es de origen peruano, es uno de los pocos que se prepara y está presente en todas las regiones del país: el alfajor.

“Uno de los postres que se encuentra en todo el Perú, en costa, sierra y selva es el alfajor que es de origen árabe. Sin embargo, esta galleta deliciosa está en todas las regiones y tiene algunas variaciones como el King Kong norteño, cuyo verdadero nombre es ‘alfajor grande’”, señaló.

Por su parte, el periodista gastronómico Ignacio Medina se refirió a cómo la llegada del azúcar con la conquista influyó en las gastronomías precolombinas que no concebían dentro de su preparación este producto.

“La cocina precolombina no conocía el azúcar, pero sí los productos dulces como la miel, el camote, el zapallo y algunas papas que tienen una gran concentración de azúcar. Cuando llega el azúcar, se convierte en un producto costoso y de lujo solo para las familias acomodadas quienes comienzan a introducirlo en todas sus preparaciones de inicio a fin”, señaló.

Finalmente, el periodista indicó que comer dulces es una actividad muy estimulante que produce grandes placeres y es parte de nuestra cultura.

“El azúcar nos provoca, no podemos escapar de los postres porque son nuestras formas culturales. Los franceses siempre dejan espacios para un queso; nosotros siempre dejamos espacios para un dulce y los chinos ni lo prueban”, agregó.

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