Locales

Aylan Kurdi fue enterrado hoy tras morir ahogado en playa turca de Ali Hoca Burnu

18:22 h - Vie, 4 Sep 2015

Desolación y dolor extremos coronaron una despedida impensada para Abdullah Kurdi. Su hijo Aylan, el niño sirio-kurdo de tres años, cuya muerte durante el traslado en bote de Turquía a Grecia se convirtió en un símbolo de la tragedia de los refugiados de Oriente Medio, fue enterrado hoy en su ciudad natal de Kobani, en el norte de Siria, junto a su hermano Galib y la madre de ambos.

Sobrevivió a las bombas y a la guerra, pero no al mar ni a las barreras geográficas y legales que separan un Oriente Próximo en llamas de Europa. Aylan Kurdi se convirtió en el símbolo del drama de los refugiados, con su diminuta camiseta roja y su pantalón azul, tendido sin vida en la turística playa turca de Ali Hoca Burnu, lamiéndole la cara las mismas olas del mar que lo mataron.

La barca hinchable en la que viajaban la familia de Aylan y otros refugiados sirios –un total de seis personas- partió en la noche del martes al miércoles de la península de Bodrum (suroeste de Turquía) con destino a la isla de Kos. Pero jamás llegó a su destino. Junto al pequeño sirio murió su hermano, Galib (de 5 años), su madre, Rihan Kurdi (de 35 años) y un joven de 18 años. Solo dos personas, una de ellas el padre de la familia Kurdi, Abdulá, lograron ser rescatadas por los guardacostas turcos.

Abdulá Kurdi, relató la tragedia: "La guardia costera [turca] nos detuvo y después nos liberó. Nosotros mismos conseguimos un bote y empezamos a remar hacia Kos", ha explicado. "Después de alejarnos unos 500 metros de la costa, en el bote empezó a entrar agua y se nos mojaron los pies. A medida que aumentaba el agua, cundía el pánico. Algunos se pusieron de pie y el bote volcó. Yo sostenía a mi mujer de la mano", ha recordado. "Las manos de mis dos niños se escaparon de las mías, intentamos quedarnos en el bote, pero el aire disminuía. Todo el mundo gritaba en la oscuridad. Yo no lograba que mi esposa y mis hijos oyeran mi voz", ha añadido.

"Quiero que todo el mundo vea lo que nos ha ocurrido en el país al que vinimos a refugiarnos de la guerra. Queremos que el mundo nos preste atención para que puedan impedir que esto les ocurra a otros. Que ellos [sus hijos y su esposa] sean los últimos”, declaró. Su plan ahora es regresar a su país: "Voy a llevarme los cuerpos primero a Suruç [ciudad turca en la frontera con Siria] y luego a Kobane [Siria]. Pasaré el resto de mi vida allí", ha explicado.

De acuerdo a los medios locales, los Kurdi habían escapado de Kobane, la ciudad kurdo-siria fronteriza con Turquía que, durante casi medio año, fue fieramente asediada por el Estado Islámico.

Con todo, dos fuentes del gobierno cantonal de Kobane consultadas por este diario afirman que todavía no se ha podido confirmar su origen: “Estamos tratando de identificar a la familia, pero su apellido es muy genérico y, además de en Kobane, hay Kurdi en las zonas de Raqqa, Alepo y Homs”, aseguró a EL PAÍS el viceministro de Exteriores de Kobane, Idris Nassan. Otra fuente gubernamental explicó que “poco a poco” la mayoría de los refugiados que huyeron de Kobane “están regresando” después de que las milicias kurdas hayan asegurado su control sobre el terreno: “Pero hay algunos, que huyeron a Turquía antes del asedio del Estado Islámico, que sí quieren escapar a Europa, la mayoría habla de ir a Alemania”.

/MRM/


Las más leídas

Lo último

Peruano opina