“La importancia de reconocer un deporte para un menor será importante para generar en su futuro responsabilidades, vida física activa y sobre todo constancia para lograr lo que se propongan”, comenta Fabio Ciurlizza, Coordinador de la carrera de Terapia Física de la UPC.

Beneficios de practicar un deporte:

• Desarrollo social: Los deportes fomentan la interacción social y el trabajo en equipo. Los atletas aprenden a colaborar, comunicarse y a trabajar en conjunto para lograr metas comunes. Esto puede contribuir al desarrollo de habilidades sociales y a la formación de amistades duraderas.
• Disciplina y perseverancia: La práctica deportiva requiere compromiso, disciplina y esfuerzo continuo para mejorar. Estos valores son transferibles a otros aspectos de la vida, como el trabajo y la educación.
• Respeto: El respeto hacia los compañeros de equipo, entrenadores, árbitros y adversarios es esencial en los deportes. Aprender a respetar las reglas y decisiones contribuye a desarrollar una ética deportiva que puede aplicarse en la vida cotidiana.
• Desarrollo emocional: Los deportes ofrecen oportunidades para manejar el estrés, la presión y la derrota. Aprender a gestionar las emociones en situaciones competitivas puede ser beneficioso para la salud mental y emocional.
• Autoestima y confianza: El éxito en el deporte, ya sea a nivel personal o en equipo, puede aumentar la autoestima y la confianza en uno mismo. Aprender a superar desafíos y a celebrar logros contribuye al desarrollo de una mentalidad positiva.

• Felicidad al practicarlo, independientemente del resultado: Exponer al menor a una variedad de deportes y actividades físicas les brinda la oportunidad de descubrir cuáles les generan mayor alegría. Al experimentar con diferentes opciones, pueden identificar aquellas que encuentran más divertidas y gratificantes.
• Sensación de aportar algo valioso: Observar las habilidades naturales del menor en diferentes deportes puede ayudar a identificar en cuáles se siente más competente. Elegir un deporte que le permita utilizar y mejorar sus fortalezas contribuirá a una sensación de logro y aportación valiosa.
• Contribución al desarrollo de habilidades sociales: El aspecto social de un deporte es fundamental. Observar cómo el menor interactúa con otros niños durante la práctica puede indicar la idoneidad de un deporte para fomentar habilidades sociales. Los deportes de equipo, por ejemplo, proporcionan oportunidades constantes para la colaboración y la comunicación.
• Fomento del crecimiento individual: Ayudar al menor a establecer metas personales en el deporte elegido puede fomentar el crecimiento individual. Esto podría incluir metas relacionadas con el rendimiento, la superación personal o la mejora continua.
• Ausencia de daño o dolor en la práctica: La salud física y emocional del menor debe ser la prioridad. Elegir deportes que sean apropiados para la edad y nivel de habilidad del niño reduce el riesgo de lesiones. También es crucial inculcar la importancia del calentamiento, el uso adecuado del equipo de protección y la comunicación abierta sobre cualquier molestia o dolor experimentado durante la práctica.