En el Día Mundial de las Turberas, la ONU considera importante su conservación
Las turberas son un tipo de humedal natural en el que se acumulan capas de material orgánico, conocido como turba, en estado de semi descomposición. Estos ecosistemas constituyen depósitos que contienen más carbono en menos espacio dentro de las zonas terrestres, llegando a cubrir el 3 % de la superficie del planeta. El Perú cuenta con una extensión muy amplia de turberas que bordea los 50,000 kilómetros cuadrados, representando alrededor del 50 % del carbono que tenemos almacenado en la biomasa forestal del Perú.
Por ello, proteger y restaurar las turberas puede reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 800 millones de toneladas métricas al año, lo que equivale al 3 % de las emisiones mundiales, señala un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Iniciativa Mundial sobre las Turberas.
Las turberas, ecosisitema que proporcionan múltiples beneficios ecológicos, económicos y culturales a las comunidades que las rodean, incluido el mantenimiento de los suministros de agua y el control de la contaminación y los sedimentos, constituyen más de 2,300 kilómetros cuadrados de turberas, que suministran agua potable a 71.4 millones de personas en todo el mundo.
El informe, lanzado en el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas, concluye que la principal causa de la mala gestión de las turberas es la subvaloración de sus contribuciones económicas. Las actividades y políticas comerciales que degradan y transforman estos ecosistemas a menudo ignoran o no tienen en cuenta sus beneficios para la sociedad. Además, la conservación y restauración mundial de turberas sufre de una falta de inversión crónica.
Los autores recomiendan poner fin a la infravaloración de las turberas mediante la adopción de políticas, regulaciones y otras acciones que garanticen que se tenga en cuenta el valor total de las turberas, eliminando los subsidios y otras formas de apoyo financiero a la agricultura, la silvicultura, la minería y otras actividades económicas que degradan o transforman excesivamente las turberas.
También, asignando los ingresos generados o ahorrados por la eliminación de subsidios, los instrumentos basados en el mercado y otras reformas de precios a la conservación, restauración y gestión sostenible de las turberas.
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