¿Se imagina una ciudad donde no haya semáforo, donde los diversos vehículos de transporte y las personas transiten por las calles sin orden alguno, donde las unidades de tránsito circulen a cualquier velocidad y con ello los hombres y mujeres arriesguen sus vidas intentando llegar a sus destinos? Sería un caos ¿verdad?

Eso era antes, pues no existían los dispositivos de señalización que permitían regular el tránsito de vehículos y de peatones; es decir, no había semáforos. 

Fue en 1,914, un 05 de agosto, cuando Cleveland (en el estado de Ohio, Estados Unidos) instaló el primer semáforo eléctrico, aunque tuvo un antecedente 46 años antes, en Londres, cuando frente al parlamento de Westminster estaba situado el instrumento de señalización el cual funcionaba con ayuda de un policía, quien con dos lámparas de gas era el encargado de cambiar el color según la iluminación correspondiente.

En 1,910, Ernest Sirrine convirtió este dispositivo en automático, el cual mostraba las palabras «stop» y “prodecer”. 

Dos años después, un oficial de policía de Salt Lake City, Lester Wire, regresó al sistema manual, pero esta vez con luces eléctricas y usaba un zumbador para avisar el cambio de color.

Para 1,917, en San Francisco, California, William Ghiglieri patentó el primer semáforo automático que utilizaba luces rojas y verdes eléctricas.

Tres años después, con el objetivo de mejorar el funcionamiento del semáforo, William Pots instaló una luz ámbar en el medio. Lo que buscaba Pots era un cambio de señal de una manera menos incómoda que el zumbido tradicional.

Ya en la actualidad, con el avance de la tecnología, podemos contar con diversas señalizaciones y dispositivos en las calles que ponen en orden a la ciudad.

El mayor buscador de la Internet, Google, no ha querido ser ajeno a la celebración de los 101 años del semáforo, es por ello que mediante “doodle” ha homenajeado al instrumento de señalización colocándolo como elemento más popular de su página.

/P.A.G./