César La Serna: Mitigar los efectos del Covid-19 en el comercio y los mercados de alimentos
Millones de personas en todo el mundo dependen del comercio internacional para su seguridad alimentaria y sus medios de vida. A medida que los países avanzan en la adopción de medidas destinadas a detener la expansión de la pandemia del COVID-19, debe tenerse cuidado de reducir al mínimo las posibles repercusiones en el suministro de alimentos o las consecuencias imprevistas en el comercio mundial y la seguridad alimentaria. Cuando actúen para proteger la salud y el bienestar de sus ciudadanos, los países deben garantizar que ninguna medida relacionada con el comercio interrumpa la cadena de suministro de alimentos.
En un contexto de confinamientos provocados por el COVID-19, hay que hacer todo lo posible para asegurar que el comercio fluya tan libremente como sea permisible, sobre todo para evitar la escasez de alimentos. Del mismo modo, también es fundamental proteger a los productores de alimentos y a los trabajadores del sector alimentario en el ámbito de la elaboración y la venta al por menor, a fin de reducir al mínimo la propagación de la enfermedad dentro de este sector y mantener las cadenas de suministro alimentario. Los consumidores -en especial los más vulnerables- deben seguir pudiendo acceder a los alimentos dentro de sus comunidades bajo estrictos requisitos de inocuidad.
También debemos asegurarnos de que la información de las medidas sobre el comercio, los niveles de producción, consumo y existencias de alimentos -así como los precios-, esté disponible para todos en tiempo real. Esto reduce la incertidumbre y permite a los productores, consumidores y comerciantes tomar decisiones informadas. Sobre todo, ayuda a contener el pánico en las compras y el acaparamiento de alimentos y otros artículos esenciales. Debemos garantizar que nuestra respuesta al COVID-19 no cause involuntariamente una escasez injustificada de artículos esenciales y agrave el hambre y la malnutrición.
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