Rosita Guzmán: "Los valses que yo canto nos lo canta nadie"
“La raíz de mi cultura musical nace desde el vientre de mi madre”, dijo enfáticamente Rosita Guzmán en diálogo con Qué fue de tu vida donde contó anécdotas de su vida y trayectoria musical.
En Nacional, contó que su padre fue maestro de guitarra en muchos colegios y compositor, llegando a ser maestro de muchos conocidos guitarristas actuales.
Mencionó que el arte musical le vino desde el colegio y que fue su maestra de música la primera persona que descubrió sus aptitudes y talento para el canto. “Faltaban días para que me lanzaran a cantar en el colegio, yo era la víctima”, contó con mucha alegría reconociendo además que a su padre no le gustaba que ella saliera a cantar públicamente.
Rosita Guzmán recordó que desde niña estuvo rodeada de grandes músicos y compositores por las reuniones que se realizaban en su casa, pero a las que ella no daba valor. “En mi casa se reunía toda esa gente Pablo Casas, el “chino” Soto, Abelardo Vásquez, Máximo Bravo (…) se reunían para hacer jarana y muchas veces sin jarana”.
Contó en Nacional que empezó cantar bastante mayor pues su padre siempre se opuso a que ella se dedicara al canto.
“Cuando quise salir a cantar mi padre se opuso rotundamente. Si quieres cantar, canta en tu casa en el cumpleaños de tu madre o el mío, yo toco la guitarra y tú cantas, me decía. Cuando me casé pensé que mi esposo, por amor, aceptaría y me dejaría cantar pero tampoco fue así. Yo no me he casado con una artista, me dijo. Así que me resigné y me dediqué a criar a mis hijos y se acabó”, recordó.
Se inició en el canto con el vals “Quebranto”, composición que su padre cantó por primera vez cuando regresó a su casa después de un mes, y lo hizo en la peña La Oficina por insistencia de la dueña, Amelia Huapaya, Nikki Alzamora y Maruja Mujica, quienes sabían que a ella le gustaba cantar. “Comencé a cantar Quebranto con una voz que me temblaba hasta los pelos. A partir de allí, cada quince días me lanzaba a cantar el mismo tema y la misma canción”.
La también cinco veces campeona de marinera limeña, relató que aprendió a bailarla también viéndola bailar en su casa. “Yo comencé a dictar clases de marinera cuando era soltera todavía. Mi padre me mandó a dar clases a unas alumnas suyas. Me inventé un método de enseñanza y así comencé. Yo había tomado cursos de otra cosas y sabía que para enseñar tenía que tener pautas de enseñanza”.
Sobre su participación en los concursos de marinera limeña, Rosita recordó que al principio ella bailaba sin reglas, pero tuvo quienes le indicaron cómo debía hacerlo y así participó en un primer concurso en Mamacona del cual se retiró por haber visto algunas situaciones con las que no estaba de acuerdo.
“Después de eso me seguían buscando para participar en concursos, pero yo no aceptaba. Hasta que un día vino mi pareja con la que bailé en Mamacona, y me dijo para que bailara en un concurso. Yo no me sentía segura, pero al día siguiente vino con Chano – con quien iba a bailar- ensayamos dos días y nos presentamos al concurso (…) El público empezaba a gritar por nosotros, yo me animé, salimos a bailar la final y a la hora que pasamos para hacer el cambio de categoría le pateó la canilla a mi pareja, pero hice mi mejor faena y ganamos”, señaló.
En otro momento, dio detalles sobre cómo fue su participación en el documental “Sigo siendo”, su faceta como intérprete de canto andino, el llamado de atención que le hizo por esto el maestro Adolfo Zelada y otras anécdotas más.