El antropólogo Eduardo Ballón, conversó con Renzo Santana y Leah Sancin en “Diálogo Abierto” de Nacional, para hacer un análisis del contexto social, y la función que deben desarrollar cada una de las instituciones de nuestro país y superar la crisis actual, evitando la polarización de los sectores de la sociedad civil.  

En otro momento, reflexionó sobre el proceso de descentralización en el Perú, y comentó que éste no había cumplido con su propósito por tres razones fundamentales:

1.- En los últimos veinte años, el ansiado proceso de descentralización ha sido la única reforma sostenida que tuvo mucha expectativa en el sistema político de participación ciudadana, pero lamentablemente, nació con un “vicio de origen o un pecado de partida”, al creer era la única reforma que necesitaba el Estado.

2.- Si bien es cierto, hubieron ciertos avances en el proceso de descentralización respecto a la redistribución del poder político; el mismo se desvirtuó porque se hizo en un sistema donde los protagonistas tenían los mismos orígenes: partidos nacionales, carentes de “contenidos y de propuestas”, que solo hicieron evidente su condición de franquicia; y, por otro lado, los movimientos regionales, que nacieron teniendo como base esas organizaciones plagadas de vicios y pecados, provocando fragmentación de territorios, agudizando los problemas de representación que no se han resuelto hasta el momento.

3.- Finalmente, la descentralización se planteó en una sociedad históricamente corrupta como la nuestra, y lo que produjo fue una forma particular de corrupción, que heredamos de hace algunas decenas de años, infectadas desde sus bases hasta las figuras más representativas.

 Por estas razones, la reforma de la descentralización en el Perú está trunca y no es la contribución que se esperaba para solucionar el empantanamiento en el cual nos encontramos hace varias décadas.

/MR/